lector de fragmentos

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jueves, 9 de abril de 2015

Elogio al Bar / Crónicas / edición 2014 por Etnica / curatoría Gonzalo Contreras

                                                                                              foto:Silvia Novoa

                                                               Crónica sobre Bares:
por Jorge Álvarez 

la borra en el vaso


   La Simultaneidad construye un texto renovando los hechos expuestos en este instante. Es imposible transcribir en su multiplicidad de lenguajes un hecho que sigue aconteciendo. Retengo esta imagen en donde sigo sentado a la barra de un Bar, esperando a que algo suceda, anotando en mi libreta un detalle de los Objetos que me rodean, transcribiendo el estado de mi imposibilidad.
   La  certeza de que todo se transforma me mantenía en un desconcierto, falta de interés, agotamiento. Algo falta, hay un dato que en este momento no presento. No  pertenecía al lugar, bebía, y en esa condición de solitario, no podía expresar lo que sucedía, me negaba a mí mismo. Impotente, no conseguía erecciones, lo que impedía relacionarme con las jóvenes que frecuentamos. Negaba el amor. Pero que tiene que ver esto con los bares, la reunión con los amigos, el amor alcohólico con mis amigas, la eyaculación precoz cuando ya he conseguido una erección, y el bar en las distintas categorías de sexo que se pueden dar, cuando aún no has tomado contacto con tu corporeidad, y ahí estás sentado con una libreta entre tus manos apuntando lo único que puedes hacer: describir hasta el hartazgo lo que permanece quieto a tu alrededor.  En ese momento te das cuenta que nada es necesario, pase lo que pase todo es inútil, intrascendente, banal. No quieres la angustia, el desamor, y olvidas, y olvidas que has olvidado, y estas ahí quieto bebiendo un vino, y los otros son un movimiento de labios, y tu escritura es la reiteración de un mismo texto, la descripción de un mismo mobiliario, y voy al bar, al sonido, a esperar, expectante a que algo suceda; el latente encuentro con mi tranquilidad, un par de palabras, unos ojos que brillen. La imagen de mi cabeza rebotando sobre la barra del bar, el lento caer de mi cráneo aplastado sobre la superficie hasta la deformidad, hasta el detenimiento y la reiteración de mi cabeza cayendo lentamente; las paredes, el mobiliario reflejando esa luz amarilla, la distorsión de todas las superficies.
Es hora de volver a casa.
El sonido de mi respiración, el sonido de mi respiración.
   Seguramente Valparaíso no era el lugar apropiado. Cuando estas destruido y cansado  de deambular, pensando que has llegado al lugar que abandonaste, cuando tampoco sabías por qué te ibas. Llegaba del under bonaerense, si de alguna manera se podía llamar perderse entre los muros de una ciudad, con toda la música y ruido amplificado de mis pasos atravesando la humedad viscosa de los veranos, con el gélido viento de invierno en la madrugada. Valparaíso era un recreo, todos esos jóvenes sospechando que algo sabían, teniendo como tarea para la casa aprender a ser artistas ¡Oh juventud!
   Algo tenía que hacer, y que otra cosa que seguir ganándome la vida vendiendo alguna baratija para solventar mis gastos, y ahí estaba el bar.
    A principio de los Ochentas las lecturas en las Peñas en el Chileno-francés de Cultura, el Boliche  La Obra, en Avda. Pedro Montt, en las universidades en donde confluían los ambientes contraculturales en Dictadura,  me impulso a producir pequeños eventos en Bares y Salas de Teatro en Bs. As. A intervenir con performances  boliches del under bonaerense a fines de los ochentas.
   De regreso en Valparaíso, desquiciado y pobre, alcohólico huyendo del desarraigo que me hacía salir de esa otra ciudad, y encontrarme nuevamente sumido en este otro bar abierto que era Valparaíso. Se hace lo que siempre has hecho. Ignorante de mí mismo encontraba en estos simples placeres un cierto bienestar, el estúpido orgullo de sentir que algo hacía. El mobiliario en mis borracheras se hacía más amable, algo reía en mí. Cuando no puedes comunicarte,  inventas alguna acción que delate tu presencia, entonces haces la fiesta, y vuelves a hacer la fiesta hasta quedar borracho, y tu cable a tierra es esa libreta de apuntes en donde reitero el mismo texto. Había poetas, Pintores, Actores, músicos, que en este momento son sin nombre, amigos dispuestos a participar, a desdibujarse de su propio delirio, para estar ahí en el bar y permitirse, amplificarse, explorar otra secuencia de sí mismos. Nos animaba tal vez leernos en los mismos poetas que leíamos, compartíamos una misma borrachera. De tanto confluir en los mismos bares nos hicimos cómplices del simulacro. Lo que pasó fue una noche negra llena de sonido, en donde  nadie tenía respuestas, todo era expectativas que en los distintos procesos siempre desembocan en la muerte. Había sentido esa sensación de falsedad, de creer que algo estaba sucediendo, cuando todo era un triste sueño. Podías estar meses participando en la mejor de las fiestas, encontrarte en el bar cuando se cumplen todas tus expectativas y súbitamente algo te despierta y te das cuenta que nada ha sucedido, has girado alrededor de tu propia sombra, estás detenido, congelado a la mesa en un bar desconocido. El sonido es insoportable.
   Hay un dato que no establecer, era una equivocación. No era Bukowski, ni la sabiduría que Omar Kayam aportaba, ni siquiera todos nuestros poetas alcohólicos suicidas. Lo que nos permitíamos era escucharnos de vez en cuando en alguna de las múltiples lecturas que transmitían una cierta sospecha de que algo pasaba. Olvidé los nombres de los lectores en dichas lecturas, los bares en donde se desarrollaban, las conversaciones. Este olvido no modifica los hechos, y a nadie de los que integraban dichos simulacros altera en alguna medida el olvido. Los Bares en los Noventas no produjeron ningún Poeta memorable, excepto el crecimiento desmedido de la oferta de pub y otros espacios de bebidas, y aquellos inhóspitos bares de alcohólicos anónimos hoy son más o menos famosos en vista de los nuevos públicos que los distinguen. Pero que importa todo esto si lo importante es haber realizado el viaje, kavafi, que importa haber estado allí. En la simultaneidad del tiempo-espacio esto sigue sucediendo, y cada una de sus partes vive sus propios procesos. El bar como espacio público fue tomado por el sistema, la oferta es desmedida. En los noventa estuvimos anónimos y delirantes, mientras se recuperaban los espacios públicos, con ellos el bar y pronto la calle.
   Siempre algo se omite, ya sea concientemente o por olvido, o porque es diferente lo que piensas, a lo que escribes y buscas un intermedio en este mediador que es el texto, que te ordena de diferente manera y también te esconde: es el lenguaje el que te enseña, se dice a sí mismo, y de vez en cuando uno comienza a pronunciarse. Aún estoy en la calle, y sé que es una marginalidad que no molesta al sistema, y uno desarrolla estrategias para pasar invisible por las calles más transitadas. Sabemos que la bomba atómica ya explotó, vivimos el holocausto, la química del aire ya no es la misma, todo está enrarecido, pero la diferencia es que tengo una respuesta, que no es mínima.  
   Estuve en el bar, me queda siempre mi estrategia de sobrevivencia y voy al lugar más delirante y falso del espacio público: Neón y seducción. Donde tú eres el protagonista. Pero esta vez paso, y si alguna vez no podía sino transcribir la enumeración de objetos que me rodeaba, hoy formo parte del mobiliario, y si es simbólico lo que vendo; la paga por este objeto también es simbólica, funcional en vista de la superficialidad de lo que vivo.
Si me has visto borracho avísame: por qué bailo en pelotas sobre la barra del Bar Leo camine sobre los platos servidos en ese encuentro en donde la pelirroja quiso cortarme los cocos y Zurita celebraba su Nacional y después perdonarme durante otro atardecer en el Caruso  mostrando mi pico fláccido de alcohólico en la lectura a los espectadores cuando en el barco ebrio crucé desde San Antonio a Valparaíso y el poeta Cardenal me miró con su enojo de siglos de claustro trapense y es lo único que recuerdo y subía por alguna oscura escalera para llegar y desaparecer en algún cementerio cargando una estatua de ángel decapitado durante el ultimo terremoto mientras miraba esa ventana en la bruma del puerto tomando mi vino para quedar buscando putas a oscuras en noches con el zumbido del último brote cuando miré un Valpo antiguo como esa vez  en ácido por Buenos Aires era guiado por todas las edificaciones antiguas y al amanecer me metían a una ducha de agua helada para despertarme de mi desaparición y terminé conversando con la estufa mientras ella estaba con el más lúcido y me separe de ella porque no soporté terminar acostado entre ella y su nuevo novio raspando piedras de cocaína mientras terminaba seduciendo homosexuales en subterráneos y leía a los beat americanos  transitando mis pequeños suicidios y aprendía el Zen de la mano de D.T. Suzuki viajando mi primer viaje a la mente de la cordillera de Los Andes buscando Círculos Energéticos y hacía ejercicios para bajarme de un pito colombiano allá arriba muy arriba mientras pensaba en ella y la seguía a través de montañas  la Pampa para terminar mis lecturas de Kafka en una cárcel y un juicio que trajo mi matrimonio con la psicóloga y mi exilio económico me hizo dormir en las calles de la ciudad  en hoteles con habitaciones compartidas mientras mi aspiración de escritor me tenía leyendo poesía revisando escaparates de librerías en noches de frío y el automatismo psíquico me mataba con palabras y aspiraba a un texto sin enumeraciones imágenes y anécdotas.  Esto se gasta, como se desvaloriza el dinero, queda el vaso vacío, y te despiertas en medio de una resaca sin saber donde te encuentras y te cuesta hacer el reconocimiento porque te has despertado en la vereda de una ciudad a la que llegaste hace años, y cientos de veces te despiertas haciendo el recuento del olvido, y un día ya no te reconoces y preguntas qué haces ahí, y te incorporas en medio de tu propia bruma, y sales de escena. No era un día terrible, cuando tomé un bus para alejarme de esta ciudad. Pero es mentira, no te alejas, escapas de algo que llevas contigo, no te das cuenta que estás detenido. Cincuenta años es nada en la eternidad que contiene un segundo.
    La imagen del recorrido que hace un vaso de vino hasta mis labios. Me dije, soy más falso que la angustia. Vuelvo a la poesía, a la evidencia de las palabras, a la extrañeza que me causan. Escribo desde una pequeña habitación muy cerca de Estación Central; embriagado, no bebo, no como carne. Meditante, aprendiz en Sabiduría Ancestral. Habito el Planeta.
   Tengo problemas al momento de pensar una crónica, ya que no puedo ajustarme a los géneros,  ya que en este caso existe la imposibilidad de dar con un registro verdadero, algo que ya fue, y que a través del lenguaje es imposible revivir. Presento una escritura que se ha modificado con, que pervive, que se desarrolla, que toma parte porque el hecho esta sucediendo y el lenguaje es parte en esta unidad. El lenguaje como reiteración de lo anecdótico, como reiteración de la subjetividad. La conciencia sobre el estar siendo hablado por el lenguaje. El registro del propio cuerpo negado, negaba una conciencia sobre el lenguaje. Anteponía mi propio cuerpo como territorio de la poesía, en una actitud auto flagelante. No hay conciencia de una técnica poética, lo que hay es una sintaxis que transparenta un ser.                     Me asombro de estar aquí transcribiendo lo que me dicta la letra, en un trato con el lenguaje para decir que estoy tranquilo mientras  esta antigua edificación se cae a pedazos,  es domingo de noche con la ciudad sumergida en una iridiscencia eléctrica, la sumatoria de todos los cerebros conectados.
   Me asombra percibir mi ignorancia, saber que otra cosa es lo que sucede, como mirar la Vía Láctea y quedar silencioso: es de suponer que siempre sobreviene inexorable: un fin, el término de jornada, pero hay el equívoco.” Nada” queda dicho, excepto esta serie de palabras, un cierto desorden


miércoles, 8 de abril de 2015

Vendedor Ambulante de Objetos

Vendedor Ambulante de Objetos Poéticos

Por Jorge Álvarez


Diría que la poesía es un Género desvalorizado, pero también extrañamente de alguna manera se nos presenta hermético, para iniciados, de culto, además está el dilema de no venderse, un producto desechable, que el poeta que es editado por lo general regala a sus pares, y estos van produciendo volumen que es necesario cada cierto tiempo desestimen de sus libreros para hacer espacio a otros libros ciertamente más importantes. Yo soy un poeta que vende sus libros en la calle, en circuitos de negocios de entretención, de tragos. Una atrevida forma de vender Libros, y en este caso de poesía. Por mis años en el medio podría hablar sobre los compradores de libros en estos circuitos alternativos, he vendido miles y sé que hay un lector ávido de literatura con un perfil bastante desconocido para los editores; otras cosas podría decir sobre el hecho de escribir poesía teniendo la calle como mesa de trabajo, digo “la venta de libros”. He desarrollado una especie de leyes que no puedo desconocer, cierta disciplina de Filósofo Zen, para salir vivo de este asunto, aunque las cicatrices quedan, y los temas ya no son temas sino artilugios para sorprender al posible lector; agrego el hecho no menor de tener que compartir con todo tipo de vendedores, cantantes, mendigos, lo que me ha predispuesto para mi trabajo, luego de meditaciones varias a una lentitud, y estrategia en donde la síntesis en lo que digo -un límite poético diría-, el abordar las mesas con la desmesura del que no se nota, y abandona el lugar sin que se den cuenta, porque así debe ser . Lo que se dice, las miradas cruzadas con ciertas mozas, la visión oblicua, de soslayo a unos senos que acaparan gran parte de mi perspectiva aérea -admiración por la pintura china de viejos maestros-, y lo más importante: las interesantes conversaciones, la infinidad de ideas y procedimientos que he recogido en mis libros corregidos en esos corredores que son las veredas de ida o venida de los bares. Entras al bar y ya no hay neutralidad, pero cada vez son menos los espacios que visito, y casi siempre limito mis ventas a los parroquianos que se encuentran al interior , así evito cierta competencia, y puedo moverme con la lentitud que necesito para firmar cada libro que es adquirido. Si vendo Objetos poéticos, poco sé sobre lo que compra este posible lector. Porque lo que sorprende de estos objetos es que eso improbable, su lectura, es negada, y el susodicho se convierte en un mero Observador comprando lo poético de un Objeto. Me explico.

Por qué alguien compra un Libro, o por qué alguien vende un Libro son dos dudas sin respuesta, mercancía en tránsito, un Objeto cultural, signado como saber. No podría tener la claridad suficiente, pero en el intento de explicar el por qué vendo en tal cantidad estos Libros (Objetos), establezco ciertas probabilidades . Podría ser visto como un agitador cultural, alguien que pone el cuerpo en lo que hace, que interviene la escena pública con poesía, ese territorio cruzado por múltiples lecturas.

Soy un comprador compulsivo de Libros, pero es muy difícil que compre todos los libros que me gustaría comprar, es imposible y no quiero caer en explicaciones vanas, y los que adquiero son libros que presumiblemente no volveré a encontrar, soy un comprador de libros de reventa. Muchos son los libros que he visto sólo una vez en mi vida, y este presentimiento me lleva a comprar ese ejemplar y no otro. No soy coleccionista de primeras ediciones, incunables; adquiero un libro por intuición, y por supuesto por la experiencia de haber mirado buenas bibliotecas, y miles de libros ordenados en anaqueles, respirado ese olorcillo a libro, a letra impresa. He leído poco, pero por muchos años, he respirado, imaginado, y escrito por estos desconocidos paisajes, y ciertamente enredado en el lenguaje tangencial, especular, sugerente, que en el texto poético te hace volver sobre las palabras, no perder de vista el orden en que se presenta el texto, y reconocer a ese lector que lee por ti que lees ahora. Todo se presenta desmedido, absurdo en la medida en que cada justificación, o injustificación en el por qué se compra un libro de poesía olvida lo que ignoramos de esta acción , de este conocimiento , esta herramienta que es el lenguaje que se nos da con una obviedad y cotidianidad de hábito que fija un cierto orden de cosas permanentes de tal extrañeza que te deja sin palabras, y te sustrae, borra como algo que jamás ha sido pronunciado.

Como vendedor de libros de poesía el estado de cosas no tiene diferencia. Hay algunas actividades que comienzas a desarrollar sin saber muy bien por qué, presintiendo que algún día lo sabrás, y el acto mismo de la venta es algo que ya hice, y pasó sin tener la consistencia de algo durable, porque siempre es otra cosa lo que está sucediendo y es otro el lugar en donde se resuelve y es sin formular pregunta ni dudar de lo concreto de estos actos. Los protagonistas de esta actividad , no lo debo olvidar son los lectores, los posibles compradores de estos libros, Objetos que se tranzan en estos circuitos, en donde la cultura se vive, está por fuera de la institución, en donde todas las tribus urbanas conviven en una caótica riqueza, con todos los resquicios que escapan al Sistema. Quería decir algo sobre la poesía, la venta ambulante de libros, el sin número de parroquianos que algo me han dicho, las rutinas del bar, pero tener el texto como interlocutor cuando no ha sido domesticado te lleva por caminos que desconoces, y piensas escribir en el momento de apuntar la meada al urinario del baño en que otras preguntas sobre sentirme desbordado, con un sentimiento de vida, a esta hora y justamente ayer estaba a kilómetros de distancia, y lo que hacía era imaginar este sol que me acompaña y se expande desde mi corazón por toda la ciudad , y es bello transitar uno más, embriagado con todos estos años de vida encima.

Aunque lo anecdótico y podría decir épico de este asunto de salir a la calle, lo bochornoso de ser el individuo que interrumpe el hemiciclo de alguna mesa en donde lo inesperado está al acecho, el tedio argumentaría y quiero que se den cuenta que estoy aplazando el desenlace, que prefiero sentarme en algún banco de plaza cercana y respirar, darme cuenta que todo esto no tiene importancia. Detenido ahí, en medio del tráfico incesante de cuerpos indiferentes. Todas las vestiduras son hábitos. Cruzo la calle , interrumpo por un segundo detenido en el gesto de pedir disculpas, antepongo un libro y sigo zigzagueando entre mesas, mozos, parroquianos, y voy como en un tic, sin alteraciones dando cuenta de este adminículo poético. Todos los rostros se superponen y salgo a la calle. Una noche de eclipse en plena montaña, tantas caminando mi oscuridad, todo a la vez, la mañana en que desperté. Un Libro, este Objeto, este primer Lector. El trámite de ir al próximo bar bajo la oscuridad de una vereda poco transitada, la visión auto flagelante del escritor saliendo de la zona con la convicción de lo indigesto de vender en público un Objeto para desvirtuar a incautos lectores con la obviedad en que la materialidad de la letra impresa, y el soporte sobre el que se imprime alguna conjetura es símil de lo que se pretende poético. Puedo concluir, podré interrogarme -otro hablante más-, un desconocido, una sombra en la penumbra, mientras solitarios bebedores conversan y ríen, en plena ciudad, una noche como esta


Para fines del 2013, con la edición de poemas Metafísicos dejé de vender El Objeto y La invención de la Hoja en Blanco, la segunda parte del mismo. Ahora luego de algunos meses con la idea de presentar una tercera parte y dejando escritos en perdidos espacios de la web sospecho que habrá una edición definitiva pronto...( recuerdo en este momento que el- libro inédito -lleva 20 años esperando ser editado.)

La Dormida de Kurt Folch / Secretaria de Gustavo Barrera Calderón / Cuadro de tiza Ediciones / plaquetas


UNA CRÍTICA A DOS PLAQUETTES
Por Jorge Álvarez


Esta crítica es fragmento de la tercera parte del “Libro Objeto“,escrito al cual pertenecen una serie de citas señaladas oportunamente. La tercera parte del Libro Objeto no ha sido publicada. (1 )
En conversaciones con otro poeta se presenta la idea de intervenir las textualidades, pero sin alterar el sentido, permitiendo un texto legible en lo semántico, que de alguna manera mantuviera un relato mínimo, la presentación de configuraciones léxicas que remitan a una construcción en función de una realidad X, sintácticamente aceptable. Esto a consecuencia de una intervención en la estructura sintáctica del discurso. En vista de un trabajo sobre los significantes. Estructuras léxicas, gramaticales, sintácticas; formas en la construcción del tiempo-espacio, del hablante. Convenciones que conforman nuestro lenguaje e intervienen nuestro anecdotario, el relato, los discursos de lo cotidiano. Mi obstinación en dar con un conjunto de convenciones que no se presentan en primer plano cuando hay un receptor desprevenido, pero que al momento de la elaboración del poema son de una evidencia que se reitera.
Si el surrealismo creó su propia retórica, el experimentalismo también, y esto se comienza a notar en el desarrollo de distintos poemarios. Estos metalenguajes no son el porvenir buscado en este encuentro con nuevos procedimientos que se investigan desde un Arte Conceptual, como una Metafísica del Objeto(2). Otro aspecto son investigaciones a partir de teorías del lenguaje. Como también una interpretación del poema desde los procedimientos, los modos de elaboración del poema, dando con un diseño del mecanismo, lo que permite distintas miradas desde este primer lector (3) que comienza a deconstruir (4) este mismo hecho de lengua que es el poema, visto como una multiplicidad de convenciones, estableciéndose esta misma deconstrucción como procedimiento poético. Pero la poesía es otra cosa, siempre es otra cosa.
Quizá los lectores seamos beneficiados en cuanto los poetas transparentan sus procedimientos, estableciendo un primer plano para indagatorias formales, en donde el procedimiento viene a ser contenido y forma, reconociendo al lector como resolutivo, lectura abierta ,como realización de una experiencia con los materiales con que se elabora el poema.
Hay una intención de mi parte cuando es el significante lo que abre a otra realización del poema. El grafismo sobre la hoja comienza a tener la materialidad de un “Objeto”, lo que no deja de ser un Hecho de Lenguaje.
Este distanciamiento que nos dispone a reconocernos lectores, porque cuando son los propios anecdotarios , los relatos de lo cotidiano lo que se relativiza, cuando reconocemos nuestras propias subjetividades como construcciones de lenguaje.
Este texto versa sobre la mirada que antepongo a dos Plaquette publicadas por cuadro de tiza ediciones, en Santiago, 2014. Secretaria de Gustavo Barrera Calderón, y La Dormida de Kurt Folch. Trabajos que por su formato siempre son fragmentos de una obra mayor que por supuesto siempre está inconclusa. Condición aceptada y proclive al indicio, el equívoco, lo incompleto que provoca al lector, lo distancia. Establecer ya desde el formato un fragmento de obra indirectamente nos conecta con una comprensión del orden poético actual en donde todo discurso por extenso que se presente es fragmentario teniendo como contraparte al Sistema (Sistema de la Lengua). Tensión engañosa. Múltiple.
Me disculpan los autores, o mejor dicho primeros lectores por incluir dos discursos poéticos un tanto disímiles en su consumación, que en sus particulares procedimientos más bien los confrontan. El Sr Kurt se lee en relación a una deconstrucción, en una vía en que se sustraen, omiten y fuerzan a mantener al lector casi en la pura visualidad, pero no es extraño que por mínimas que sean estas muestras de lenguaje, la costumbre no deja de hacer relaciones significantes, cosa que provoca diferencias y experiencias con la palabra y el lector. Negar la lectura lineal, nociones de tiempo espacio, hablante, órdenes sintácticos, de los imaginarios cotidianos integran convenciones de carácter experimental.
La obra del Sr. Barrera que en un sentido se deja leer como registro de un relato ambiguo, tiene la particularidad de presentarse como una construcción remitida a una espacialidad, plasmada en distintos planos, en donde este lector construye su propia mirada en diferentes imágenes de lo mirado, pero este procedimiento es al mismo tiempo contenido. Si sabemos que todo relato es una construcción de lenguaje, arbitrario como signo, estas posibilidades de los significantes como procedimientos son casi programáticos en distintos discursos poéticos actuales. Edición de materiales en distintos planos, etc.
No puedo dejar de sorprenderme cuando tomo la plaquette del Sr. Kurt y trato de desentrañar como lector desprevenido este conjunto de posibles lecturas, pero lo manifiesto en la visualidad de los textos, es que se presentan como poemas. Título, versos son quizá lo único que nos remita a este género y que nos guía en la lectura, en donde se nos presentan distintas palabras, mínimas construcciones léxicas que muy acertadamente una amiga conceptualiza como “instantáneas”, que no dejan de llenarse de asociaciones , lecturas paralelas, pero también están estas palabras, estructuras mínimas que se presentan concretamente como lo que son, esto es simples palabras, arrancadas de todo imaginario, desprovistas de toda autoría, huellas. Experiencias perceptuales, desligadas de todo propósito valórico (5). Este afán cruza todo el arte del siglo XX, y nos condiciona como lectores a estas prácticas.
El lector puede enterarse ya desde un principio del texto que la mirada que da mi lectura trata de encontrar rastros de la elaboración del poema, en ningún caso busca explicar el tema, lo que trató de decir el poeta, alguna lectura de carácter psicológico, y si de alguna manera hay evidencia de intención de significados estos son mínimos , secundarios. Si hay linealidad semántica no cabe duda que se ficcionaliza. Siendo meros procedimientos en la elaboración de los mismos. Sin duda que mi lectura puede confundir.
Cuando sustento que existe una Metafísica del Objeto, lo explico así porque esta experiencia en donde es la realización lo que prevalece.
Se concibe como experimentación con la palabra. Un objeto desprovisto de convenciones que le asignen un campo de relaciones en un sistema dado. Lo que resultará de esta experiencia se concretiza en una lectura abierta, que se visualiza en distintos procedimientos que renuevan las lecturas, y en la práctica son la presentación de estos procedimientos contenido y forma del poema. Hay un sustrato teórico que queda, una visión de conjunto de los materiales utilizados que sustentan la realización del poema. Estas cosas le suceden al poeta, no se pueden desligar de la unidad en que se presenta la vida. El hecho de tener como centro la realización del poema, la experiencia que representa esta realización de alguna manera nos abre a otras lecturas. Es inquietante este vacío en que plasmamos un signo. El signo desligado de toda convención se nos presenta como “Objeto”, pero esto como procedimiento se predispone como metafísica: un corpus teórico desde donde sistematizar un concepto. El Objeto en sí no deja se ser un hecho de lenguaje.
Una mirada sobre la obra del Sr. Gustavo sin enredarse en lo anecdótico, esa nostalgia en el decir del Sr. Kurt. Esta inclusión de dispositivos formales, estos modelos que entrañan una especie de fragmentos de una lectura mediatizada por la forma, el relato siempre ficcionalizado. Quisiera decir que el tema de la banalización de los medios, la nota sarcástica, pero en ello pierdo el texto, la formalización de registros verificados en la materialidad textual del discurso que imprime sobre las hojas de la plaquette que se lee. Como acto se inscribe en lo arbitrario del signo. Todo relato en la puesta en acto del discurso tiende a la ficcionalización.
La espacialidad en el registro sintáctico, es a la espacialidad de los distintos versos en la página, las distintas palabras en orden al espacio en blanco, como a las distintas construcciones léxicas que se ensamblan en la linealidad de distintos planos semánticos que involucran una desvalorización del discurso, la misma ficcionalización como recurso. Esta mirada sobre estos poemas son la creación de un nuevo imaginario en donde las distintas lecturas que interactúan en la fijación del poema, sirven como otras posibles lecturas que develan formas para la configuración de nuevos imaginarios cotidianos , una forma de aprendizaje con nuevas formas de leer, nuevas miradas sobre lo que siempre se da como desconocido. Si la subjetividad es una construcción de lenguaje, la realización de nuevas miradas en la lectura renueva constantemente lo que creemos por creación.
La materia a tratar en este opúsculo para bien del primer lector es dar con una crítica válida y en la medida de estas propuestas que ponen en cuestión nuestra propia lectura, y este componente que transcribo en otro desarrollo de este ejercicio tiene como prolegómeno un hecho que ya se verifica en estas líneas. En simples palabras encaro una crítica de carácter propositivo, predictiva.
Leo con mucha atención algún escrutinio sobre los modos de hacer poesía experimental, pero el carácter de estas lecturas es manifiesta desde la novedad, el desborde bibliográfico quizá promovido por la pedagogía, mera enumeración, pura descripción. Hay que llamar la atención sobre las conmociones que significaron las rupturas formales a fines del siglo diecinueve, demasiado conocidas. Lo que implicó el creacionismo para las mentes de principio de siglo veinte en Chile, entonces no podemos pasar por alto estas consideraciones cuando en este momento no ofrece mayor dificultad presentar poesía que desborda el sentido común. Algo paso en los lectores en ese momento. Qué es lo que pasa con los lectores ahora, cuando el mismo concepto de autoría perdió vigencia, podríamos decir lo mismo con el concepto de Obra. Por supuesto que este Poeta, este primer lector no es un simple observador. Lo que quiero clarificar es que esta lectura crítica es desde el centro de estas consideraciones, me implica como lector, modifica mis percepciones.
Estos indicios al margen: entiendo como una premisa el tener en cuenta que una de las proclamas fundantes del arte contemporáneo es unir arte-vida , y la experiencia misma como arte y esta premisa es eje en el arte experimental, en los inicios del siglo XX Duchamp rasuraba con la forma de una estrella su tonsura para presentarse a sí mismo como obra, y uno de los aspectos rupturista que implicó el creacionismo de Huidobro fue justamente la implicancia directa del poeta en la realización del poema, una especie de creación de mundos paralelos, en ello la intervención de todas las convenciones, una experiencia enriquecedora para el poeta. No es ponerle nombre para que la cosa exista, es escuchar un torbellino de voces que relativizó todo paradigma, esa experiencia aún permea el arte contemporáneo. En muchos de estos procesos creativos lo buscado no es una trascendencia, pero sí la realización misma del poema, la experiencia del proceso artístico.
En que sentido la desvalorización del hablante, la autoría, la simultaneidad de todos los tiempos, la reiteración, la presencia protagónica de los objetos, las palabras como objetos, la simultaneidad de los espacios, su misma negación viene a decirnos, nos implica, genera nuevas percepciones desde el arte contemporáneo .

(1)Tener como referencia un texto aún no publicado, o publicado en la web como fragmento inconcluso para una Obra que siempre permanecerá inconclusa, y que su Autor ha tenido la delicadeza de desautorizar, que a la vez es intertexto de un discurso posterior en desarrollo; establece relaciones buscadas por este primer lector en una lectura abierta, sin posibilidad de clausura, o poniendo en evidencia la imposibilidad de clausura o término, de un discurso que siempre es fragmentario.




(2)Metafísica del Objeto, en relación a investigaciones indicadas en la tercera parte del Libro Objeto, trabajo en preparación. Existe un Documento perdido en la web con una primer reseña en donde el Arte Conceptual sería una Metafísica del Objeto, contextualizando estas conjeturas con respecto al Objeto.

(3) Primer Lector, ver primera parte de El Objeto. En vista de la deconstrucción del Libro, el concepto Autor desaparece, como también Originalidad incorporando la noción de Primer Lector más funcional, en el sentido que este primer lector lee por primera vez este reordenamiento(Obra) en un sistema ya dado.
(4)

(5)
cada suceso puede ser comprendido como un complicado resumen
o bien puede ser percibido como un rastro o como una huella

Los versos sel Sr. Gustavo que finalizan el poema Un Complicado Resumen, sugiere acciones a seguir, procedimientos para integrar estos dispositivos semánticos, en donde la similitud con el trabajo del Sr. Kurt en cuanto a dejar una especie de huella. Pero hay una distancia en cuanto a que el uno explica y el otro presenta.
Ambas lecturas recaen sobre el mismo discurso que presentan. Forma y contenido, Significante- significado se leen en un mismo plano. El desplazamiento es hacia la misma estructura del poema.

(6) La lectura reiterada de las Plaquettes dan con una lectura distorsionada en esta sumatoria de lecturas. Ahora es otro el texto que leo.

martes, 7 de abril de 2015

Reportaje a Jorge Álvarez por Lakuma-pusaki para www.poesias.cl




Nos encontramos con Jorge Álvarez hace algunos meses vendiendo él sus libros objetos, no son libros de poesía, son objetos poéticos. Jorge tiene una camino recorrido en esto de la poesía. Nació en Valparaíso en 1960. Ha sido publicado en revistas y publicado varios libros. Por algunos años se fue a vivir al otro lado de la cordillera. Ahora está en Santiago, autogestionando sus trabajos, sobreviviendo a la marcha eterna de las horas.







Cuéntanos un poco quién es Jorge Álvarez.


Dar cuenta de una Biografía, o de alguna forma de Currículum, hacer una crónica anecdótica con pormenores escabrosos; responder al ¿quién es? , con un Yo Soy Metafísico, enredarme cuando pronuncio Tú, estoy nombrando Yo, en lo especular del discurso. Existe la espectacularidad, minimizada en el protagonismo de este impulso por y en la escritura. Me gusta el semblante épico del asunto. La pérdida del referente.


Adjunto Currículum, me asombra este tipo de preguntas. Sé que he escrito y publicado algunos Textos Poéticos; ya no pregunto por qué escribo, simplemente lo hago. Lo que siempre me suscita preguntas es el lenguaje, esta especie de mente que nos responde desde una zona desconocida, altamente sofisticada, mágica, de alguna manera me confundo con el lenguaje. Soy un Lector más.





¿Cómo catalogas tus poemas?


Textos, lenguaje, discurso; más que un escritor me considero un corrector, un Lector que prefiere la poesía en su afán de síntesis, de proceso, de desarticulación. El poema me retrotrae al lenguaje, al ser que en su gesto y sonido aún es un desconocido. Podemos decir todo es lenguaje, todo es poesía. Hay una sabiduría que nos viene con la comprensión, y trato (trabajo) con este andamiaje. En el fondo no es el poema lo interesante, es el proceso de trabajar con el lenguaje, el habla, lo poético (los procedimientos). No podemos olvidar que este lenguaje ya está antes de nuestro nacimiento, y estará después de nuestra muerte, saber que es una herramienta que constantemente se modifica, que es tan potente que en el fondo somos hablados por el lenguaje. Paradojas de Lector.


Háblanos del Libro como Objeto Poético.

En "El Objeto", Libro Objeto en el que trabajo, del que hasta el momento he presentado una primera y segunda parte, y del que preparo una tercera , que lo dará por terminado , el que ya es una obsesión. En la tapa de la primer parte escribo, "lo que tiene entre manos el lector no es un libro de poesía, sino un Objeto Poético". Establezco una diferencia entre este producto, y un libro de poesía convencional, y pido una lectura diferente del lector. Estoy nombrando una diferencia, y a la vez concretando esa diferencia con la presencia concreta de El Objeto. Deviene Objeto Poético. La lectura de –lo poético- , es subjetiva y arbitraria. En determinadas circunstancias presentar un libro de poesía para más de alguno, no es poético.


Si establecemos una lectura para ese objeto poético, encontramos procedimientos que concitan un lenguaje, algo que da legibilidad a lo expuesto, una cierta lógica, que tiene un devenir poético. Concretamente hay una construcción estética. Hay una lectura Conceptual (Libro Objeto).





¿Utilizas otros formatos, o medios de soportes para tu poesía?


Durante los 90tas. trabajé en la Puesta en Escena. Dramatizar Textos Poéticos, míos y de otros autores. Parto de técnicas desarrolladas por Artaud, experiencias con la corporeidad y su relación espacio temporal, negando el concepto de "personaje",puesto en relación al concepto de "hablante", que investigo en poesía. Confrontando lenguajes teatrales y poéticos, sonoridades, gestualidades, que implican nuevas recepciones de parte de los que ofician de artistas, y público. Existe mucha investigación con respecto al Performance, técnica escénica que se desarrolla en cuanto a investigaciones sobre determinados lenguajes. No tengo una formación académica, en el sentido formal. Parto de múltiples experiencias, como la meditación, visualizaciones, etc.. Lo que me permite preguntas, y otras formas de estructurar respuestas, más intuitivas, de comprensión, de procesos, en donde el intelecto, la razón solo es parte. No tengo claridad con respecto a qué es el lenguaje, qué es lo humano, no creo que nadie tenga certezas, hipótesis nada más. En poesía no creo en certezas, más bien equívocos, pequeños avances que nos sorprenden, cuando observamos desde esta maravillosa "tecnología" que es el lenguaje. En este sentido el soporte para mi poesía es el ser que transcribe..


Háblanos de tu quehacer poético en Valparaíso.

Valparaíso es la ciudad en que nací. El año 1992 vuelvo a Valpo. Luego de vivir algunos años en Buenos Aires, me encontré con algunos amigos escritores, venía con bastante experiencia en la edición de revistas alternativas, por lo que Dirigí un par de revista, hice teatro, me dedique largo tiempo a la Producción de Eventos Multimedia, Edite y vendí mis primeros textos, y cerré esa etapa el último día de 1999 con la Producción de un recital multitudinario que se llamó, "Cerrando el Siglo con Poesía".


Ahí el alcoholismo terminó conmigo, y con mi estadía en Valparaíso.







¿Qué relación sientes entre tu poesía y la de Juan Luís Martínez o Raúl Zurita, a quienes nombras en tus escritos?


Conocí a Juan Luís Martínez, a principio de los 80tas.en Viña del mar, tuve la oportunidad de visitar su biblioteca en Villa Alemana, conversar y tener la primera edición de La Nueva Novela en mis manos. No podría decir que en ese momento tenía real conciencia de su trabajo, de alguna manera este encuentro fue circunstancial, yo vendía libros en la feria de Antigüedades de Plaza O'higgins en Valpo. Es una época bastante dura para muchos escritores; conocí buenas bibliotecas comprando libros, aprendí muchísimo revisando anaqueles en un tiempo en que la información era limitada, La idea, el procedimiento de tomar el libro como un Objeto que debe trabajarse como un hecho orgánico, en donde todo está relacionado, el Libro pensado como una totalidad, tomado desde la tapa a cada una de sus hojas. El redimensionar conceptos como la autoría, la creatividad, desarmar convencionalismos, el lector activo que crea su propio libro. Juan Luís Martínez parte de la Plástica, desde el Objeto Libro, en todo su entramado de convenciones, con una lectura sobre los materiales, sobre las posibles lecturas de sus posibles lectores.


Me interesan los primeros Libros de Zurita, "Purgatorio", "Anteparaíso", en especial. Como trabaja una sintaxis que te desarma la lectura, y en este sentido es una escrituras en donde hay un primer plano técnico, de construcción que pocas veces lees, en donde hay como un desdoblamiento y el plano semántico, no está dado por el significado de las palabras, sino por el entramado, esa técnica delirante concretada en una sintaxis que tienes que releer. Un poeta en que aprecio su manejo técnico.


La creación de una poesía de imágenes, poesía de ideas, periodística, de grandes, o pequeños relatos, de escritores con una técnica impecable que caen en una siutiquería, me interesan en la medida en que son abortados como discursos, puestos en evidencia, discursos rigurosamente estáticos; busco más bien una poesía que investiga los soportes, el lenguaje como un hecho concreto, más en el espacio del significante.


Evidencio una poesía aseverativa, que se presenta como discurso de poder, como este escrito.


Si nombro a estos poetas, no es para desacreditar otras escrituras, ya que considero que si hay culpable de este descalabro, este es Huidobro, proyectado en la obra de Parra, en los que me he detenido en más de una oportunidad, para distorsionarlos con mi punto de vista de procedimientos flotantes, siempre indeterminados. Tú puedes tener rigor intelectual para dar una clase magistral, la poesía aparece, se filtra de esa zona nula, que nos viene de fuera del tiempo, el lenguaje. Creo en un lector atento que se mantiene por fuera del discurso.





¿Qué utilidad le das a la poesía como objeto?




Dar un sentido utilitario a la poesía es nefasto, ya tenemos un buen ejemplo en la publicidad, que utiliza ciertas técnicas de la poesía, para causar efectos, distintas lecturas, etc. Otra cosa es usar determinados procedimientos en la construcción poética, el montaje, la superposición de planos, etc. Quizá buscando una objetividad lleguemos a la poesía Concreta.




Unir poesía y objeto, poner en un mismo plano conceptual no es un problema, que tenga una utilidad, más allá que la tenga, de alguna manera distorsiona lo que por principio es imponderable, incalificable. Me parece una situación de contraste entre dos términos, fricción. En definitiva todo concepto, o nombre es arbitrario por definición.




Háblanos de tu actividad como creador – editor – vendedor de libros





En "El Objeto", objeto que aún me desvela, concepto como creador se redimensionan, por momentos llego a una negación del mismo concepto, o más bien convención. Esta unidad simbiótica que Soy, cruzada por múltiples lenguajes, conocidos y desconocidos, múltiples corporeidades, percepciones… siempre se realiza creativamente, interactúa creativamente, en un nivel en que desaparece como individualidad, como subjetividad, como autor, y esto no es pretencioso, son posibilidades de simbolizar del lenguaje, que están contenidas en el lenguaje, que también es una extensión de nuestra corporeidad.


Editar ahora con la tecnología se facilita al nivel que puedes hacer tus libros en tu computador, sin salir de tu casa. Lo hago como trabajo de sobre vivencia, podría hablar de esta actividad contracultural, alternativa de mover información, de producir pequeños circuitos de venta y difusión. La diferencia de esto lo da el hecho de traficar con poesía, y ahí se interactúa con distintos y posibles lectores, es pergeñar todo un código que me permite salir con vida del ruido callejero. Técnicas de venta, y tolerancia. En este tránsito se me presenta la ciudad codificada. Es un tema, y la pregunta tendría que ser más especifica. Lo que es cierto es que los Libros, sin remitirnos a si son malos o buenos, se venden. He perfeccionado el producto, estrategias que me permiten con el mínimo esfuerzo, resultados óptimos. Lo más probable es que deje de vender libros con este método. Ya tengo cuenta en un Banco Cósmico.





¿Cuál, según tú, es la funcionalidad o la finalidad del arte?


Es como si tus preguntas trasuntaran un caos de creencias con respecto al tema que me presentas, o más bien una confusión. Funcionalidad-Finalidad, Libro –Arte. Es funcional como producto cultural, y se vende, se consume y hay toda una empresa que obtiene recursos, etc., ahí tiene una finalidad mercantil, de satisfacer determinados requerimientos, o de producir determinadas respuestas.


El arte se ha vuelto una cuestión bastante sofisticada que produce mucho dinero.


La poesía se ha desacralizado, y desvalorizado porque justamente no tiene funcionalidad, ni finalidad, y nadie gana plata con esto, ni existe la carrera de poeta en ninguna Universidad, y al parecer los individuos que son poetas siempre se dedican a otra cosa, excepto uno o dos que viven de premios.









Es interesante este fenómeno, la gran masa de lectores siempre tiene algo que decir sobre la poesía, pero en materia de lenguaje teme. Usted puede ser muy crítico, pero al momento de tomar un lápiz y transitar un escrito, sobreviene la duda. Existe otra gran masa de poetas que no tiene idea sobre lo que es una técnica, o se ven imposibilitados de ver en sus propios escritos algún aspecto técnico, o ni siquiera se dan cuenta que trabajan con palabras, lenguaje, y lo hacen con emociones, ideas, etc.


Sr. Director ¿qué es la poesía para Ud.?


Poesía es lo que escribe Parra,……………….(agregue un poeta de su gusto)


No es fortuito que interactuemos en problemáticas que ya tuvieron algún tipo de resolución , o fueron planteados la última mitad del Siglo XX, y como he señalado en la segunda parte de El Objeto, "la Invención de la Hoja en Blanco", "Hay el Libro de Poesía, necesariamente vanguardista perdido, que tenemos que develar del corpus de La Poesía Chilena de Vanguardia", o dicho en otras palabras ; se publican Textos Poéticos que revelan el Canon de la Poesía chilena de vanguardia publicada, durante el Siglo XX.


Entiendo con esto, que esta misma entrevista, ya es parte de "El Objeto", a publicar en una próxima entrega.